El pasado viernes, el papá de CA. nos trajo al aula unos melones riquísimos.
Después del recreo, los cortamos en trocitos y nos los comimos. La verdad que no todos, parece que el melón les gusta menos que la sandía. En esta ocasión rechazaron comerlo muchos niños y niñas, aunque se intentó que todos pudieran, al menos probar un trocito. ¡Sobre gustos no hay nada escrito!
Gracias a la familia por ayudarnos a mantener una alimentación sana y variada.
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